martes, 23 de julio de 2013

Lonnie Donegan, los Beatles y el pequeño Willie

El pequeño Willie

En el verano de 1966, Inglaterra se disponía a acoger la VIII Copa del Mundo de Fútbol. Por primera vez los inventores del balompié, que habían estado ausentes en las primeras ediciones mundialistas por discrepancias con la FIFA, organizaban una gran competición futbolística. Aquel fue el primer Mundial con mascota, un león llamado World Cup Willie. Ese mismo nombre adoptó la canción oficial del campeonato, interpretada por Lonnie Donegan, un veterano músico conocido como el "rey del skiffle” que había vivido su apogeo durante la década anterior.

Era la segunda vez que el Campeonato del Mundo tenía canción oficial. Cuatro años antes, en Chile, Los Ramblers habían cantado El Rock del Mundial, un animado rock and roll con el que alentaban a la selección local. Cuando uno repara en las canciones que han amenizado los últimos Mundiales (La Copa de la vida de Ricky Martin, el Waka waka de Shakira, etc), no puede evitar pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Donegan, que había nacido en Glasgow en 1931, empezó tocando en grupos de jazz a finales de la década de los 40, cuando su nombre aún era Anthony Donegan. En 1953 participó en un bolo junto al mítico guitarrista de blues Lonnie Johnson. El presentador se hizo un lío con los nombres y anunció a Lonnie Donegan. A Anthony le gustó y a partir de ese día se convirtió en Lonnie.

Lonnie Donegan

Aunque no fue su inventor, Donegan popularizó en todo el Reino Unido el skiffle, una música sencilla y pegadiza, procedente de los Estados Unidos, que hundía sus raíces en el folk y el jazz. La instrumentación consistía en una guitarra acústica acompañada de instrumentos rupestres, tales como una tabla de lavar o un extraño bajo construido con una cuerda, un palo de fregona y una caja de madera, que recibía el nombre de tea-chest bass. A principios de 1956, Donegan dio la campanada con una versión de Rock Island Line, un clásico americano grabado originalmente por John Lomax y popularizado en 1949 por Leadbelly. El single se coló en el top 10 de las listas, tanto en Inglaterra como en Estados Unidos, adelantándose casi una década a la British Invasion.

La simplicidad del skiffle hizo que pronto surgieran grupos en cada esquina del país. Cualquiera podía montar una banda con cuatro libras y no mucha pericia instrumental. Una de ellas fue The Quarrymen, formada a principios de 1957 por John Winston Lennon junto a varios compañeros de clase en la Quarry Bank High School, después de que el adolescente John comprara el single Rock Island Line. Aquellos primeros Quarrymen tocaban sobre todo versiones de Donegan: Cumberland Gap, Midnight Special, Railroad Bill, Worried Man Blues y, por supuesto, el hit Rock Island Line.

Durante uno de los primeros conciertos de The Quarrymen, conocieron a un tal Paul McCartney, que asistía al show entre el público. Al poco tiempo se unió a ellos. Tras asistir a un concierto de Donnie Lonegan en el Empire Theatre de Liverpool a finales de 1956, el joven Paul había conseguido que su padre le diera 15 libras para agenciarse una guitarra. También a George Harrison, que sería el siguiente en entrar en The Quarrymen, le picó el gusanillo después de asistir, con apenas catorce años, a uno de los conciertos que Lonegan dio en Liverpool en aquellos días. Años después declaró: “Lonnie y el skiffle parecían hechos para mí. Era música fácil de tocar sabiendo dos o tres acordes”.

The Quarrymen en 1958

Después vendría Buddy Holly y Elvis y Chuck Berry y Jerry Lee Lewis y Little Richards y Carl Perkins. Mientras abrazaban el rock and roll que llegaba desde el otro lado del Atlántico, el skiffle se iba convirtiendo en un recuerdo del pasado para The Quarrymen. Pero su primera gran influencia, la referencia original de la que se había de convertir en la mejor banda de pop de la historia, ya bajo el nombre de The Beatles, fue Lonnie Donegan y su skiffle.

En el verano de 1966, mientras Eusebio conseguía un gol tras otro (hasta nueve), el norcoreano Pak Doo Ik sorprendía al mundo con un tanto que eliminaba a Italia y Geoff Hurst marcaba el gol fantasma más famoso de la historia, World Cup Willie sonaba en todas las emisoras británicas en la voz de Donegan. Para entonces, The Beatles eran ya más populares que Jesucristo (fue justo en marzo de ese año cuando Lennon pronunció la polémica frase). Acababan de editar Rubber Soul y estaban ultimando Revolver, que saldría en agosto. A pesar del breve repunte con World Cup Willie, Donegan y el skiffle habían caído ya en el ostracismo, fruto del auge de la música beat que lideraban los propios Beatles. A finales de los 70, Donegan volvió al primer plano con Puttin’ on the style, un disco producido por Adam Faith en el que regrababa algunos de sus clásicos con invitados de lujo como Ringo Starr, Elton John, Brian May, Ron Wood, Leo Sayer y Rory Gallagher. Poco antes había sufrido un infarto que le había obligado a pasar por el quirófano. Sus recurrentes problemas cardíacos fueron los responsables de su muerte en 2002. En 2010 Lonnie Donegan Jr, el hijo del "rey del skiffle", grabó una versión de World Cup Willie con motivo del Mundial de Sudáfrica.


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Texto publicado originalmente en el número 11 de Lineker Magazine

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