miércoles, 31 de octubre de 2012

El penalti

Apenas había pegado ojo en toda la noche. Entre el sofocante calor y los nervios, las horas se le habían ido escurriendo hasta que la tenue claridad que entraba por las rendijas de la persiana lo persuadió de que era mejor abandonar la idea de dormir. Aquella tarde iba a jugar el partido más importante de su vida. En realidad ni siquiera estaba seguro de que fuera a jugar. Probablemente saldría en el segundo tiempo, actuando acaso de revulsivo, como había sucedido en los dos últimos encuentros. En cualquier caso, titular o suplente, no era un asunto para andar relajado. No entendía cómo su compañero de habitación podía dormir a pierna suelta. Seguramente no se les fuera a presentar otra ocasión como aquella. Mejor no pensar demasiado en ello.

Las horas caían lenta, pesadamente y él, cuando el autobús emprendía la marcha camino del estadio, deseaba estar ya sobre el césped, sentir el calor de la hinchada, el olor a hierba y sudor. O mejor aún, deseaba haber terminado el partido, con todos los compañeros abrazándose, abrazándolo, porque, para eso es su visión, era él quien había marcado el gol definitivo justo al borde del final del partido. Al salir de su ensimismamiento el autobús llegaba ya al estadio.

lunes, 8 de octubre de 2012

You'll never walk alone


When you walk through a storm
Hold your head up high
And don't be afraid of the dark

At the end of the storm
Is a golden sky
And the sweet silver song of the lark

Walk on through the wind 
Walk on through the rain 
Though your dreams be tossed and blown 

Walk on walk on with hope in your heart
And you'll never walk alone
You'll never walk alone

viernes, 5 de octubre de 2012

Madrid y Barça, drogas duras


Que el fútbol es el nuevo opio del pueblo es algo que ya estamos acostumbrados a escuchar. Una droga para alienar a la población, para adormecerla y tenerla entretenida con el fin de que no piensen en cosas más importantes. Para que olviden su miseria diaria, canalicen su rabia y se desgañiten en los estadios para que no les quede voz que alzar fuera de ellos. Eso nos dicen. Pero dejando de lado este tipo de disquisiciones y dándole una vuelta de tuerca al concepto estupefaciente del fútbol, podríamos contemplar a Madrid y Barcelona, los dos equipos más seguidos, amados, odiados y escrutados de este país y puede que del planeta, como dos drogas a cual más dura. Dos drogas muy diferentes, cada una con sus características, sus efectos y sus consecuencias.