jueves, 30 de septiembre de 2010

Arthur Penn

En el primer capítulo del imprescindible 'Moteros tranquilos, toros salvajes', Peter Biskind narra las vicisitudes de Warren Beatty para conseguir que Jack Warner le financiara la filmación de un guión que tenía en sus manos sobre las aventuras y desventuras de Bonnie Parker y Clyde Barrow, dos forajidos que se habían dedicado a asaltar bancos durante la década de los 30 en Estados Unidos. Además de la financiación, el reto de Beatty era buscar un director que aceptara rodar las andanzas de dos bandidos sanguinarios. Tras rehusar varios directores la dirección del film, Beatty encontró al director apropiado: Arthur Penn.


La apuesta por Penn era lógica. Ya habían trabajado juntos en Acosado y se trataba de un director moderno, poco remiso a rodar escenas de violencia o sexo como las que aparecían en el guión de Bonnie & Clyde. Del éxito, tanto artístico como de público, de la cinta no hay mucho que decir.

El libro de Biskind cuenta las peripecias de la generación que irrumpió en Hollywood en los años 70, removiendo los cimientos de la industria. No es casualidad, pues, que arranque con Bonnie & Clyde y Arthur Penn, pues tanto película como director supusieron un punto de inflexión entre el cine clásico americano y el nuevo Hollywood dispuesto a romper tabúes en fondo y forma. Penn fue uno de los primeros directores que arribó en Hollywood procedente de la televisión y fue uno de los precursores de esa nueva generación que englobó a directores como Denis Hopper, Martin Scorsese, George Lucas, Francis Ford Coppola, Steven Spilberg, Brian de Palma, William Friedkin, Peter Bogdanovich o Hal Ashby.

Arthur Penn murió ayer en su casa de Manhattan a la edad de 88 años. Aunque su legado cinematográfico no es excesivamente amplio, sí nos deja media docena de clásicos, ensombrecidos todos por el éxito de Bonnie & Clyde. Trabajó con actores de la talla de Paul Newman, Warren Beatty, Anne Bancroft, Jack Nicholson, Gene Hackman o una jovencísima Melanie Griffith, dejando películas para la historia como Night moves, El zurdo, Little big man o la ya citada Bonnie & Clyde. Entre todas ellas, me gustaría destacar The Chase (La jauría humana se llamó en España), con unos inmensos Marlon Brando, Faye Dunaway y Robert Redford, en la que Penn denuncia la estupidez reaccionaria de la América profunda. Un clásico instantáneo que no deja de tener vigencia.



PD. Hoy se ha conocido también otra triste pérdida en el mundo del cine: el fallecimiento de Tony Curtis, prototipo de galán canalla, al que yo siempre asocié con, palabras mayores, Cary Grant. Espartaco, El estandulador de Boston o La carrera del siglo  fueron algunas de las grandes películas en que participó, pero me quedo con el papel de travesti fugitivo que el maestro Billy Wilder le regaló en Some like it hot (Con faldas y a lo loco), una de esas películas que uno puede ver una vez tras otra sin hartazgo. La cinta es una delicia de principio a fin pero la escena de dobles parejas con Curtis/Monroe y Lemmon/Brown con 'La Cumparsita' de fondo es hilarante.

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